Neurosis es un término usado en la antigüedad (1769) para hacer referencia a trastornos sensoriales y motores derivados de alguna enfermedad del sistema nervioso, en otras palabras, un término genérico para decir que “algo” está mal con el sistema nervioso del paciente, pero sin comprometerse a dar un diagnóstico certero. En la actualidad, gracias a nuestro mayor conocimiento del cerebro, neurosis es un término que ha quedado en el desuso.
Comprender el funcionamiento del cerebro humano y entender que las diferentes áreas y sitios anatómicos del mismo tienen funciones específicas, por ejemplo, el giro precentral en el lóbulo frontal; tiene la función de mover al hemicuerpo contralateral o la corteza calcarina en el lóbulo occipital tiene la función de la visión, nos llevó a pensar que las emociones también podrían tener su representación en algún sitio específico del cerebro.
Actualmente sabemos que estructuras cerebrales como: la amígdala, la sustancia gris periacueductal del mesencéfalo, el giro parahipocampal, el fornix, los cuerpos mamilares, el hipotálamo, el tálamo, el giro del cíngulo, el área prefrontal, la ínsula, entre otros; son todas estructuras relacionadas con las emociones y/o con la interpretación afectiva que le damos a los estímulos que llegan de nuestro entorno.
Sin embargo, el funcionamiento cerebral dista mucho de ser simple, las estructuras cerebrales antes mencionadas tienen una compleja relación y conexiones entre ellas. Además funcionan a través de la liberación de diferentes neurotransmisores (serotonina, dopamina, noradrenalina, anandamida, endorfinas, glutamato, etcétera) y la falta o exceso de alguna combinación de estos químicos, puede afectar el funcionamiento de las estructuras mencionadas.
Pensemos en una persona que al estar sola dentro de su vehículo comienza a sentir claustrofobia, opresión en el pecho, aumenta su frecuencia respiratoria y cardíaca, comienza a “sudar frío”, siente una sensación de intranquilidad, de miedo y de preocupación de manera súbita e incontrolable y en lo único que puede pensar es en detener su coche, salir de él y correr o gritar. Lo que acabo de describir es un ataque de pánico y va relacionado con la hiperexcitación de la amígdala cerebral de manera fásica y exagerada, debido a la acción de neurotransmisores con función excitadora (glutamato, serotonina, dopamina, etcétera).
Es decir, las emociones de pánico y ansiedad van en relación con la disfunción de neurotransmisores y estructuras cerebrales, por lo que esas emociones tienen un trasfondo orgánico.
Ahora imaginemos a una persona que se siente triste, desmotivada, con fatiga, no puede concentrarse y tiene pensamientos en torno a la muerte desde hace 3 meses. Seguramente estamos ante una persona con depresión y ésta última está relacionada con la disminución de la cantidad de serotonina, dopamina y norepinefrina en diferentes áreas del cerebro, así como a la sobreexpresión de receptores en las neuronas del encéfalo. Es decir, el estado de ánimo de esta persona está dado por la disfunción de varias áreas de su cerebro.
Finalmente, respondiendo a la pregunta; ¿Neuronas o neurosis?, es claro que toda emoción está dada por la compleja interacción de estructuras cerebrales (todas ellas formadas por neuronas) y neurotransmisores. Aunque aún nuestro conocimiento sobre la interpretación cerebral de las emociones es incompleto, podemos estar seguros de que las neuronas, como unidad básica y funcional del cerebro, son las responsables de hacernos sentir cualquier tipo de emoción y la disfunción de las mismas nos puede llevar a trastornos neuropsiquiátricos como la depresión y la ansiedad.
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